Encanto rural en el centro de París

Charonne

Para tomar una bocanada de aire fresco y experimentar el ambiente de un bucólico pueblo rural, lo mejor es visitar el barrio de Charonne, en el distrito 20, de hecho un antiguo pueblo de los alrededores de París que ha sabido conservar el encanto de la vieja aldea.

Es muy fácil llegar a Charonne, con el Metro descendiendo en la Porte de Bagnolet.  Comenzaremos subiendo las escaleras de la calle Mortero, que nos llevan a un laberinto de callejuelas empedradas con antiguas y coquetas casas, de frente ajardinado y alfombrado de verde. Las de la calle Montiboeufs, a mediados del siglo XIX, eran habitadas por los trabajadores de las canteras de yeso.

Descendiendo por las escaleras hacia la plaza Mondonville, continuaremos por la rue du Capitaine Ferber hasta el lugar donde una pequeña escultura de bronce, frente a la Fuente Wallace, rinde homenaje a Edith Piaf.

Llegamos así a las calles Pelleport y Bagnolet. En el 148 están los jardines Debrousse, que en el siglo XVIII formaban parte de la antigua finca de Bagnolet, propiedad de la duquesa de Orleans, hija natural de Luis XIV y Madame de Montespan. El parque todavía alberga una reliquia de la época: la bandera de la Ermita. El noble edificio de decoración rococó es el único de la época de la Regencia que está abierto al público.

Nos espera ahora la Iglesia de St Germain; justo aquí está la plaza Antoine Blondin, con la calle Vitruvio en la que luce una placa en memoria de Bárbara, un extraño mural que evoca la leyenda de la Salamandra, y una plaza de piedra arenisca roja con un parque en miniatura y el encanto de las casas bajas rodeadas de edificios modernos.

Todavía podemos continuar un poco más, hasta la calle San Blas, adoquinada, con farolas y antiguas pastelerías. En el N° 85 hay un porche de la época de Luis XV. Echemos un vistazo al robusto campanario de Saint-Germain de Charonne, construida en el siglo XII. A su lado hay un pequeño cementerio rural llamado Saint-Pierre de Montmartre en el que descansan los restos de la familia de André Malraux, el escritor Robert Brasillach y los fusilados en la Comuna de París en 1871.

Queda mucho en el tintero, como el imponente Café La Fleche d´Or, en una antigua estación ferroviaria en desuso que de noche luce totalmente iluminado, el cementerio de Père Lachaise, y Villa Riberolles, en el N° 35 de la Rue de Bagnolet, un callejón sin salida que acoge los talleres de decenas de artistas.

Este recorrido tiene una duración de 1.30 h y el punto de partida es el Pavillon de l’Hermitage, en el 148 de la rue de Bagnolet.

Foto: Foggie

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